Presentada en Sanremo en 1968 en la interpretación del propio Sergio Endrigo y en la de Roberto Carlos, la canción triunfó, dando a conocer al gran público al cantautor friulano. A día de hoy, es su éxito más conocido, junto con una parte de su repertorio para niños sobre textos de Gianni Rodari.
La canción cuenta la historia de un amor que se ha acabado y es, sin duda, una de las canciones italianas más importantes que incluye en su letra la eterna pregunta del enamorado desilusionado: ¿volveré a amar? El protagonista cuenta la historia de un amor que ha terminado, del que conserva la dulzura, el recuerdo, pero también el peso de no poder continuar con su anterior existencia, de no poder superar el pasado. Lo que el autor puede hacer es sólo, si acaso, cantar sobre ello, esperando que un día este pensamiento del pasado, de un pasado que fue una breve celebración, lo abandone en favor de un nuevo amor y una nueva felicidad.
«Hay un pasaje, sin embargo, que me gusta mucho», dijo Endrigo, «que se puede considerar antitético a ciertos patrones de la canción de amor italiana e italiana en general: ‘La solitudine che tu mi hai regalato / Io la coltivo come un fiore’ y, por supuesto, tenía razón. La canción, sin embargo, está efectivamente plagada de imágenes extraordinarias, como «Nuestro amor era la envidia de los solitarios / Era mi orgullo tu alegría». En 1968, en cuanto al análisis psicológico del amante -y de las secuelas de un final dentro de una canción- esta pieza es sorprendentemente vanguardista. Habla de forma absolutamente inédita de la conciencia del valor de la soledad y connota el amor como algo que hace no sólo feliz, sino algo mucho más: orgulloso. Las imágenes de esta canción han pasado a formar parte del clásico, es decir, se han convertido en pura imaginería a través de la canción, imágenes que, cuando salieron a la luz, estaban realmente adelantadas a su tiempo: que no estaba tan maduro ni siquiera para aceptar un léxico tan elevado y noble, sobre todo si se colocaba dentro de una pieza musical que, además, estaba destinada, por definición, a un público popular. La sola idea de replicar de alguna manera el amor que ya se sentía por otro, por otra persona, estaba muy alejada de la concepción tan «familiar» del amor en aquella época, algo casi escabroso. Sin embargo, Endrigo lo canta, y lo hace de forma muy explícita: «quién sabe si le diré a otro las cosas que te decía a ti».
Giulia Cavaliere
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Género: Pop
Canzone per te