Notizie degli scavi, publicado en 1964, es el último de los tres relatos de juventud de Franco Lucentini, una rareza fuera de la estrecha asociación con Carlo Fruttero. Un relato narrado por la voz del protagonista, en páginas capaces de inventar un lenguaje que es un paisaje mental complejo y estructurado, capaz de reflejar una humanidad, de describir a un hombre e inscribirlo dentro de un mundo, de decir sin explicar, en una dialéctica entre instancias realistas y filtros y deformaciones personales. Al adaptar el texto, con una fidelidad filológica nunca ciega, Emidio Greco -autor de un cine a la vez culto y noble, finamente popular- adapta la primera persona del guión a la objetividad de la tercera persona cinematográfica, transformando la emanación de un pensamiento en una nueva realidad. Una realidad en la que el lenguaje del protagonista de la historia se convierte en el lenguaje de todo el entorno, las acciones del mundo filtran a través de su mirada la lógica de todos los comportamientos y Roma una proyección mental global. Una cuestión de estilo. La subjetividad adopta una forma puramente cinematográfica, en dislocantes digresiones descriptivas, momentos de pura contemplación que puntúan y enajenan la comedia humana. El raro e incuestionable mérito de Notizie degli scavi es el de proponer una visión que habla del mundo (de la miseria, del trabajo y de la precariedad existencial) sin simplificaciones sociológico-pornográficas, lejos de cualquier pretensión realista, pero no desligada de la realidad. Miniatura postpasoliniana en una forma atípica tendente a la comedia, es el fruto de un cine centrado (modernamente) en el cuestionamiento del estatuto de identidad (la identificación arbitraria es la verdadera noticia de las excavaciones), pero al mismo tiempo libre de relativismo, dado el devenir de los protagonistas encerrados en una cuadrícula estructural bien definida (prisión social). Dolorosamente poética, impregnada de amargo optimismo, es una película política a su manera, rodada con tierno rigor, hábil en la transfiguración de la realidad en una representación lunar y absolutamente coherente, interpretada por actores capaces de dar cuerpo a un lenguaje (verbal, físico, sentimental) decididamente distinto tanto del minimalismo como de la mala comedia imperante. Al embutirla en una etiqueta, uno se rinde: una joya.
Giulio Sangiorgio
Género: drama
Reparto
Giuseppe Battiston: Il professore
Ambra Angiolini: La marquesa
Iaia Forte: La Dama
Giorgia Salari: Lea
Anna Paola Vellaccio: Gina
Francesca Fava: Wanda
Banda sonora Luis Bacalov
